Hay muchísimo que decir sobre los Trastornos de la Conducta Alimentaria (TCA).
Recientemente encontré este artículo de acceso libre aquí y decidí desgranarlo para quienes tengáis interés en el tema. Este estudio surge de la necesidad de conocer qué factores están afectando a la población joven respecto al aumento de casos de insatisfacción corporal y TCA.Antes de adentrarnos en el artículo merece la pena repasar algunos conceptos.
Los TCA no se eligen y siguen aumentando significativamente. Si retrocedemos a 2019, a nivel mundial se registraron aproximadamente 13,9 millones de personas afectadas solo por anorexia y bulimia y como bien conoceréis, hay muchos más tipos de TCA recogidos en el DSM5 / CIE 11. No obstante, el 80% de casos de TCA aún permanecen fuera de los sistemas de atención sanitaria y, en ese mismo año, se estima que 41,9 millones de casos fueron desatendidos.
Se sabe también que la edad de inicio cada vez es más precoz, situándose actualmente en población pre-adolescente. Siguen dándose más diagnósticos en niñas y chicas (8,4%) que en niños y chicos (2,2%). No obstante, se está observando un rápido crecimiento en chicos, deportistas, personas con cuerpos grandes, comunidad LGTBIQA+ y pertenecientes a otras identidades de género distintas de las anteriores.
La etiología sigue siendo muy compleja, teniendo en cuenta que hay factores biológicos, psicológicos, sociales y conductuales que juegan un papel importante.
La escalofriante cifra del 95% de jóvenes menores de 18 de Reino Unido afirma que cambiaría su aspecto. Todo ello, sumado al aumento significativo del uso de RRSS -el 91% de adolescentes de Reino Unido y Estados Unidos las utiliza-, donde se potencian inalcanzables ideales de belleza, irreales tendencias de pérdida de peso pro-TCA, contenido peligroso y/o dañino, etc., promovió que las investigadoras de este estudio necesitaran profundizar en las posibles asociaciones entre estas tres problemáticas. Para ello, utilizaron el Marco Teórico basado en Rodger (2016) que se presenta en la siguiente imagen.
Y, entre los datos analizados y a modo de resumen, se halló lo siguiente:
El 82% de participantes que informaron sobre su IMC*, éste estaba en el rango de “normopeso”.
El tiempo de uso en RRSS fue relevante, sin embargo, no concluyente. Actividades como evitar selfies y modificar fotos se relacionaron más con problemas de aceptación corporal y riesgo de TCA. 2 redes sociales concretas se relacionaron más con la insatisfacción corporal pero también con los TCA, la ansiedad y la depresión. Al mismo tiempo, ciertos hashtags (decidí omitirlos) se relacionaron con porcentajes muy altos de riesgo de TCA (86%) y aparición de síntomas como depresión (71%) y ansiedad (65%).
*No es el dato más óptimo para conocer la corporalidad de una persona, pero es del que se dispone.
No obstante, no todas las personas están expuestas al mismo riesgo ni de la misma forma. Existen factores “protectores”. Un mayor conocimiento sobre redes sociales implica mayor protección. 3 estudios observaron que los participantes tenían conocimientos más limitados, lo cual no jugaba a favor: no eran capaces de distinguir fotos reales de aquellas que habían sido manipuladas. Una mayor apreciación hacia el cuerpo de unx mismx también es un factor protector a la hora de no desarrollar insatisfacción corporal y una mala salud mental.
Pese a que el artículo presente algunas limitaciones básicas: una alta heterogeneidad (diferentes tipos de estudios analizados), la imposibilidad de extrapolar las conclusiones a nivel mundial (no hay datos de jóvenes en países de bajos recursos) y que muchos datos fueron informados por los propios jóvenes – lo que supone un alto riesgo de sesgo, merece la pena seguir de cerca esta tendencia. Las redes sociales están en constante evolución y los últimos datos recogidos son de 2021.
Para finalizar las autoras concluyen: “Nuestro objetivo debería ir enfocado a tener una generación de jóvenes que sean positivos (o neutrales) respecto a sus cuerpos, que utilicen las redes sociales de manera controlada, que consuman alimentos porque es una necesidad humana básica y que no midan su autoestima por la circunferencia de sus muslos”.